martes, 30 de octubre de 2012

El camino hacia la remodelación de la planta depuradora



Por Stéfano Puliafito 
Inicio de la obra
Nicolás Toledo es Técnico en Cuidado del Medio Ambiente, docente en la Escuela de Suboficiales de la Armada y miembro de la Comisión Municipal de Medio Ambiente. Como si todo esto fuera poco, en el año 2004 fundó la organización que preside: Padres Unidos por el Medio Ambiente (PUMA), que desde hace 8 años se encuentra trabajando para que Punta Alta alcance el nivel de “basura cero”. Si bien acepta que el desafío es importante, asegura que no es imposible.  
Planta depuradora en Ciudad Atlántida
“La organización en un primer momento surgió para ayudar a una familia de Ingeniero White cuyo hijo había contraído una enfermedad pulmonar provocada por las emanaciones tóxicas del Polo Petroquímico”, explicó Toledo.
PUMA de a poco comenzó a interiorizarse en los problemas ambientales de Punta Alta, centrando su atención en la planta de tratamiento de residuos cloacales ubicada en Ciudad Atlántida. “La planta construida en 1953, se puso en funcionamiento en 1981. Dos años después comenzaron los primeros problemas, ya que durante el período en que la planta estuvo sin trabajar no se le realizó ningún tipo de mantenimiento. En el año ’85 se interrumpieron totalmente las actividades. Si bien la planta nunca trabajo al 100%, luego de su interrupción comenzó a trabajar solamente al 20%; provocando que los desechos sean vertidos hacia Arroyo Pareja prácticamente en crudo”, señaló Toledo.  
Durante el año 2008 la planta colapsó totalmente, y los desechos ahora si iban hacia el agua de la ría sin ningún tipo de tratamiento. La organización, mediante el apoyo del Instituto Argentino de Oceanografía, llevó adelante diversos estudios para analizar el grado de contaminación de la zona; éstos arrojaron como resultado que se vertían en las aguas 630 metros cúbicos de desechos cloacales por hora.
“Nosotros desde que creamos la Organización fuimos advirtiendo a la municipalidad que eso podría pasar, pero nunca recibimos una respuesta por parte del intendente. Fue por eso que en el 2008 me largué con los planos de los proyectos y las reparaciones a Buenos Aires para intentar dar con el gobernador Scioli. Tuve la suerte de que se suspendan dos reuniones y por eso me recibió. Le comenté la problemática, al otro día nos volvimos a reunir pero con la presencia de distintos ingenieros; y pasados 2 días se logró resolver el problema. Se aprobó la licitación para remodelar la planta colapsada, y se otorgó una certificación de obra de $11.230.000.”, comentó el presidente de PUMA, quien además fue nombrado contralor de la obra, juntó con un ingeniero sanitario de Bahía Blanca.

 
¿Qué se le hizo a la planta?
Básicamente, se modernizó y re-potenció al 100%. La planta que había sido construida para depurar 530 metros cúbicos de líquidos cloacales por hora, ahora está hecha para depurar 1000 metros cúbicos por hora. Además, posee un sistema de bandas biológicas de oxígeno totalmente computarizado, y un reciclador de agua formado por varios piletones, ya que las plantas de este tipo consumen gran cantidad de agua potable.

La remodelación de la planta que se tendría que haber llevado a cabo en 1 año, ya va por el tercero. Frente a esto, Toledo aseguró que “para fines de este año la obra tendría que estar terminada ya que solamente quedan por realizar las conexiones de los piletones, de los percuradores y la parte computarizada”.
 
2 plantas más.
Ni bien el proyecto de la remodelación de la planta de Ciudad Atlántida fue aceptado, PUMA planteó la construcción de 2 nuevas plantas depuradoras. Una a construirse en la zona de La Martina y otra en Villa Arias. Esto responde a que los conectores por donde vienen los líquidos cloacales son chicos y de caños pequeños, entonces frente al alto crecimiento demográfico de la ciudad las tuberías no dan a vasto. Es por eso que en muchas calles de la ciudad se pueden observar derrames permanentemente.

Desde la Organización se planteó la división de la ciudad en dos: desde 9 de Julio hacia el norte, y desde 9 de Julio hacia el sur. De la primera división se encargaría la planta de Ciudad Atlántida y la de La Martina, y de la segunda división se encargaría la planta de Villa Arias. De esta forma quedaría solucionado el inconveniente con los conectores ya que, aunque sean chicos, se podrán seguir utilizando debido a que el caudal de líquidos estaría repartido. Además se le daría a esos líquidos un excelente proceso de decantación y purificación.

Otras trabajos de PUMA

Si bien la Organización se abocó principalmente al tema de la remodelación de la planta de Ciudad Atlántida, y en los proyectos de las otras dos; también sigue de cerca diversos problemas ambientales que afectan tanto a la ciudad como a sus pobladores. La lucha contra la colocación de antenas de telefonía celular en lugares legalmente prohibidos, la forestación y re-forestación de espacios, y el proyecto la planta de tratamiento de residuos domiciliarios en la zona, son algunas de las acciones que se llevaron a cabo por medio de PUMA.

También se le solicitó a ABSA una revisación para determinar que cantidad de viviendas tienen los desagües pluviales conectados a los cloacales, para sacarlos definitivamente. Toledo manifestó que ese fue un gran error cometido en la ciudad: permitir que los desagües pluviales de las viviendas se conecten a los cloacales, provocando que la planta se sature cuando llueve, ya que los desagües cloacales rebalsan enseguida ocasionando que ciertos barrios (Barrio Göttling, por ejemplo) s inunden constantemente.
 
Frente a todo esto resulta claro que, a pesar de las mejoras legales en torno al medio ambiente, son varias las trabas que se deben esquivar, desde las políticas hasta las administrativas y logísticas. Hemos citado a PUMA, pero junto a ésta, varias son las organizaciones puntaltenses -FRAMM, Agrupación Olivillo, Agrupación Solidaria Punta Alta- que día a día trabajan en pos de una ciudad más saludable para todos.



OPINIÓN
Por Stéfano Puliafito

Antenas electromagnéticas: la contaminación que no se ve.

Antena ubicada en el Cuartel de Bomberos

Se estima que en Argentina hay 50 millones de teléfonos móviles, lo que significa -siguiendo el índice de 40 millones de habitantes ofrecido por el INDEC- que existe más de un aparato por habitante. Frente a esto las empresas del rubro deben realizar ciertas tareas para poder abastecer a sus consumidores, y una de ellas es la colocación de antenas en lugares de gran altura. El problema es que muchas veces las antenas se colocan infringiendo la ley que las regula.
En nuestra ciudad, según Nicolás Toledo -presidente de la Organización No Gubernamental “Padres Unidos por el Medio Ambiente” (PUMA)- la gran mayoría de las antenas colocadas van en contra de la de la disposición establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que exige, por lo menos, una distancia de 500 metros entre una antena y algún centro urbano. “Un ejemplo es la antena colocada en el cuartel de bomberos, ya que a menos de 500 metros hay una plaza, una Iglesia y un centro de jubilados”, señaló Toledo.
Lo que resulta llamativo es como por parte del municipio no se realizaron estudios para determinar si los artefactos afectarían la calidad de vida de los vecinos. Sin ir más lejos, en enero de este año, una nueva antena fue instalada dentro del predio del Club Rosario Puerto Belgrano, donde funcionan las escuelas de fútbol. El club se ubica detrás del Barrio Albatros V y a metros de la pista de la salud. Frente a esto la municipalidad ni siquiera tomó cartas en el asunto, y fueron los propios vecinos, a través de distintas organizaciones, los que plantearon su disconformidad con la situación; pidiendo que la empresa en cuestión realice los estudios sobre impacto ambiental pertinentes.
Hace un mes, el intendente de la ciudad, Néstor Starc, en una charla ofrecida en la sede de la UPSO señaló que el municipio lleva adelante varias medidas en pos de la defensa del medio ambiente, pero que al fin y al cabo todo depende de los ciudadanos. 
La grave situación en torno a las antenas deja en evidencia, que muchas veces frente al no accionar de la municipalidad, son los propios ciudadanos los que se movilizan para frenar la contaminación ambiental.
“Gracias al apoyo de la gente y a las tareas realizadas por diversas organizaciones de la zona, se pudo aprobar en julio de este año una ordenanza municipal que establece que toda antena que se encuentre a menos de 500 metros de un centro popular debe ser relocalizada”, expresó Nicolás Toledo.
Sólo resta esperar por parte del municipio, un control firme para que la ordenanza se ponga en práctica y para que las diversas empresas telefónicas la cumplan; empresas telefónicas que en el afán de ganar dinero, ponen en jaque la calidad de vida de toda una comunidad.



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