lunes, 26 de septiembre de 2016

Carlitos Schroh, amante del pueblo y de Club El Progreso.

Por Juan Manuel Beier
Carlitos atendió a PeR en su casa de siempre.
“Me gusta que me critiquen, si te critican es porque estás haciendo algo”. 
Aparentaba nublado y amenazante el cielo del pueblo cuando Carlitos calló de una sola palabra a su perro y preguntó qué era lo que yo quería. Sonaba un adorno viejo con falta de aceite seguramente, en el modular donde tiene todos los premios y trofeos que ganó. Cuando le pregunté hace cuanto vivía acá me dijo: “toda la vida, nunca pensé irme” y se llevó la mano a la frente, preguntándose en su cabeza, buscando recuerdos.  
El abuelo fue fundador de Club El Progreso, el histórico Club de Santa María, a su vez primer presidente de la institución y con el paso de los años le fue trasmitiendo a las nuevas generaciones, el amor y las ganas de hacer grande al “Progre”.  
Es así que Carlitos, fue tres veces seguidas tesorero, también vicepresidente y vocal. Aproximadamente 25 años en la institución... “El puesto no importa para nada, trabajo donde sea”. Desde los 13 años empezó su carrera en el club, jugando al fútbol, primero de siete y después de nueve. Hoy es presidente de la Sub Comisión de Bochas y también participa del equipo que casi siempre está peleando todos los torneos.  
-¿Pasado o Presente? 
“Me gusta el pasado, porque antes era joven. El pueblo hoy está mucho mejor, eso es indiscutible”. 
Con cara de conformidad y alegría mezclada, dice que la tranquilidad no se puede comprar, vivir tranquilo es esencial. “Yo me levanto, desayuno lo que sea, hago los mandados, trabajo en mi casa y me voy a la cancha de bochas. Limpio, arreglo el piso de la cancha.” 
Se mueve para atrás, con una mirada entrecerrada y se levanta y me muestra los llaveros que coleccionaba cuando trabajaba en Vialidad, llaveros de todos lados, un montón. También estuvo haciendo teatro, era locutor, y hacían obras “todas gauchescas”, adaptadas según los recursos que tenían. Se presentaban en toda la zona y llenaban los salones en Hinojo, Coronel Suárez, Arroyo Corto, entre otros lugares que recordaba nervioso moviendo las llaves, preocupado porque se le hace tarde y tiene que tomar un vino con Norma.  
La música nunca fue lo suyo, una vez quiso tocar la guitarra y le resultó muy difícil. Aun así, refregándose los ojos, recordó a su padre, que tocaba la verdulera. 
-¿Qué le dirías a la gente de Santa María? 
“Trabajen por el club y las instituciones, porque por más que hallan diferentes subcomisiones, tenemos que trabajar todos juntos, porque todo gira en torno a El Progreso”. 

Es así que Carlitos hizo práctica la herencia del trabajo unido y esforzado para el bien común, en el club, en el teatro, con su casa, donde fuera, siempre con el acompañamiento de la familia.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario