jueves, 3 de noviembre de 2016

Entrevista al abogado suarense Ernesto Palenzona

Por Gladys N. Zubeldía.
"Pude integrar la lista de concejales del año pasado pero no quise"
El estudio jurídico del Dr. Ernesto Manuel Palenzona, se encuentra hoy en una modesta casa céntrica de la ciudad. Utiliza un ambiente que queda al fondo de la sala de entrada para recibir a sus clientes, donde se puede observar que detrás de su sillón, cuelga de la pared su título de Abogado con una imagen de Jesús puesta por encima del vidrio.
Muy pocos muebles sencillos, una computadora, una biblioteca cerrada seria el lugar donde están sus biblioratos con los códigos penales y todo el material con que cuenta un profesional en la materia, no hay portarretratos sobre su escritorio, solo algunas carpetas y papeles.
Amablemente invitó a pasar y a que ocupara un sencillo asiento, el mismo que cada cliente debe ocupar para contar sus problemas legales o no.
Luego se dirigió a su sillón de madera y allí en pose distendida y actitud de  buen anfitrión,  comenzó a relatar casi sin descansar, los momentos importantes de su vida como profesional y hombre en la sociedad.
“Yo soy nativo de Coronel Suarez, nací en una casa frente al Correo Argentino, la misma donde mi abuelo y mi padre desempeñaron su profesión de escribanos”, comenzó el Dr. Palenzona.
Con un dejo nostálgico contó que cuando tenía 7 años de edad, su familia decidió mudarse a la ciudad de Mar del Plata, viviendo en ella 17 años, donde cursó sus estudios primarios, secundarios y universitarios.
Agregó: “En algún momento volvimos acá y fui al colegio primario, pero no completé un año”. Y continuó su relato diciendo con emoción: “Toda mi vida estuve pensando en volver a Suárez, no cabía en mí, otra cosa que no fuera volver”.
Dado que su mayor anhelo era volver a su ciudad, una vez recibido de abogado en 1972, a la edad de 24 años, se radicó definitivamente.
Con el carácter propio de un hombre que se sabe autosuficiente contó: “Nunca tuve a alguien que me haga las cosas, así que desde que ejerzo abogacía, todos los miércoles de cada semana, viajo a Bahía Blanca, a tribunales”.
Prosiguió contando: “Porque me gusta la gimnasia tribunalicia. Hay abogados que no les gusta y mandan a otros, a mí sí me gusta”, afirma riendo, como si reconociera que es una locura viajar tanto. Y continúa: “Por eso me ocupo personalmente de llevar los expedientes, me gusta ese trato con la gente judicial, con los funcionarios, los jueces, los secretarios, me encanta, lo disfruto”.
Contó incluso con el mismo afán y sacando la cuenta mentalmente que son 2.200 viajes, yendo una vez por semana, los que hizo hasta ese momento en los años de profesión.
Se relajó en su sillón y al preguntarle si aún lo sigue haciendo, se incorporó rápidamente y dijo con énfasis:  “Si, lo sigo haciendo todas las semanas, todos los miércoles de mi vida voy y a veces tengo que ir hasta dos veces, cuando tengo una audiencia.”
“Generalmente voy los miércoles porque hace varios años que estoy integrando la Comisión del Concejo Directivo del Colegio de Abogados del Departamento Judicial de Bahía Blanca, que comprende 16 partidos del sudeste de la Provincia, hace años que estoy en esto y es parte de mi vida también”, agregó.
Luego le tocó el turno a su vida en la política. Otra de sus fantásticas y fanáticas  experiencias, ya que se dedicó mucho a la misma, aún en la actualidad lo hace. “Al poco tiempo de que vine a Suárez milité en el radicalismo, pero comenzó el golpe de estado y no nos dio la posibilidad de abocarnos a la política”.
Continuó: “En el 81/82 comenzamos a militar políticamente con un grupo de amigos,  conformando el Centro de Estudios Sociales, Políticos y Económicos Arturo Illia de Coronel Suárez, medio a contrabando de lo que se hacía, hacíamos política pero lo disfrazábamos como que era un centro de estudios. Hasta que en 1983 se abre la actividad política y me aboqué de lleno en eso, con alguna interrupción”.
A través de su relato nos fuimos enterando, de cuantas cosas más ha hecho y hace este hombre, a quien se lo puede considerar una de las personas más ocupadas y en distintas cosas, pero por elección propia.
No quiso dejar nada al azar y se le notaba en su expresión y en las gesticulaciones de su rostro y sus manos. Era como ver a un niño contando anécdotas de sus aventuras victoriosas. Así agregó: “Fui cinco veces Concejal (por 20 años), Secretario de Gobierno de la Municipalidad seis años y medio, varias veces candidato a Intendente, no lo logré pero eso no me condicionó”, dijo en un gesto entre sonriente y melancólico.
Su abuelo sí fue Intendente Conservador y su padre Intendente Peronista, pero realmente no se sintió frustrado, él siguió militando, trabajando incansablemente y formando su gran familia a la par.

Necesitó contar y lo hizo de manera jocosa y con una amplia sonrisa: “Sí me senté igual en el sillón del Intendente, fue por un corto lapso, pero me senté y fui Intendente Interino”.  Al terminar de decir esto, recostó su cuerpo hacia atrás, como aquella persona que se relaja luego de sentirse satisfecho por un logro tan ansiado. 

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